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La Sociedad Real de Meho Kodro - Bosnia

  • Urszula Skwarek & Eric Bengoetxea
  • 20 may 2015
  • 7 Min. de lectura

Nuestra visita a Bosnia era como una cita a ciegas, poco sabíamos de ella, solo nos sonaban comentarios sobre su belleza, no es de extrañar, durante siglos se peleaban hombres por ella.


Nuestros amigos nos dicen que andemos con cuidado, aunque nunca estuvieron allí.


Incluso cerca de Croacia nos advierten de la peligrosidad de su capital ''Sarajevo es como Bagdad!'', exclama un hombre. Pero nada más lejos de la realidad.


Eric- Verde interminable en el paisaje, pasado tormentoso y mala prensa...Parece que vuelvo a casa!


Yo siempre fui del Athletic de Bilbao, cuando era niño era facil soñar con llegar al primer equipo, pero si eras de la Real...Allí todos eran de ''Yugoslavia o por ahi'' como diría mi aita.


Yo siempre quise la camiseta de Guerrero, pero mi hermano, nunca olvidará ese jugador que nos hizo preguntarnos sobre Bosnia...Kodro. Meho Kodro! ¿Os acordáis? Jugaba en la Real Sociedad y siempre tenía un semblante serio, no era para menos, en su país se jugaba el peor de los partidos!


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La guerra de Balkanes. (1991-1995), las mismas temporadas en las que Kodro corría por la vieja Atocha y la estrenada Anoeta, los ejércitos Serbio y Croata bombardeaban su tierra natal. En el Pais Vasco muchos colegios hacían recolectas para enviar comida y ropa a Bosnia, y en ello mucho tubo que ver la imagen del futbolista.


Al llegar a Bosnia, prometí a mi hermano mayor (de la peña Mugika y superfan de Kodro) que buscaría la casa donde nació el delantero, ya que allí seguro habrían oído hablar de Euskal Herria.

Habíamos leído en la red que era natal de Mostar, la ciudad turística del país, por su pintoresco reconstruido puente otomano de 28m de altura, donde los adolescentes saltan por 50€.

''así se ganan la vida o se la juegan, según se mire!''


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Llegamos a una cafetería local y nos pregunta el camarero (Shasha):


-Dober Dan! Nuevos por aquí, ¿qué van a tomar?


-Si, creo que se nota jejej - Le contestamos- Un par de cafes ''bosanska kafa''...somos de San Sebastián, la ciudad donde jugó Kodro.



Sasha, sonrie y nos cuenta:

-Kodro...es un héroe para futbolistas locales...pero cada vez que viene es uno más. Aquí todos le conocemos, o somos su familia jajajjaa...Pero el realmente no es de Mostar. Es de un pequeño pueblo, esta cerca de aquí pero no esta muy bien señalizado, debéis preguntar, se llama Gubavica allí seguro encontrareis alguien de su familia...





Gubavica


A veces, después de ver los mismos souvenirs con diferente nombre de ciudad y que Amancio Ortega es el que teje los trajes regionales, uno piensa que seguir a un grupo de turistas tras una banderita es una borregada, así que, cuando escuche ''pequeño y remoto pueblo que no aparece en los mapas'' no pudimos resistirnos a visitarlo.

Por momentos, nos perdemos, por momentos preguntamos a locales cuales no saben bien la dirección... Mientrás, imaginábamos nuestra llegada como la escena de Ace Ventura en la que Jim Carrey visita la vieja cabaña de Dan Marino donde viven sus padres, vestido de gruppie.


Pero aquí no es así...Tras algo más de 30 km por serpenteantes carreteras, subiendo las montañas de verde intenso, pasando pueblitos más remotos de la región de Herzegovina cada pocos kilómetros veíamos uno de los característicos cementerios musulmanes – con sus blancas tumbas, mirando hacia la Mekka. El legado de un pasado doloroso.


En uno de aquellos pueblos, recogimos una mujer que estaba haciendo auto-stop. Junto a ella y gracias a sus explicaciones llegamos a una pequeña aldea con un solo bar. Gubavica.


Parecemos extraterrestres, nos miran como si nos hubiéramos perdido.


Eric sale del coche y dice:

-Venimos en son de paz jejeje...¿Alguien habla inglés? Busco a Meho Kodro.


La gente se ríe y entre ellos comentan algo tipo '' llegas 20 años tarde''.


Se levanta una joven, su nombre es Armina:

-Hola, hablo inglés...mi marido es su primo. ¿Qué queréis saber?


Eric – Pues siempre me pregunté en que pensaría antes y después de cada partido. Si no fuera por él pocos sabrían en mi ciudad sobre Bosnia.

Armina – Nosotros somos afortunados, nadie sufrió directamente los daños de la guerra, en mi caso yo era niña y mi madre nos llevo a Split fingiendo que íbamos de vacaciones. Luego cuando a Bosnia le atacó el ejército croata tuvimos que volver. No sabíamos donde ir, por un lado del valle nos bombardeaba el ejército serbio, por otro las fuerzas croatas. Mi marido, fue cautivo y sentenciado a muerte, pero siempre lo dejaban para el día siguiente y ahora lo tengo que sufrir yo (se ríe) es inmortal, como un tío nuestro, que sobrevivió con 4 disparos en la cabeza! Aún conserva 2 dentro, para que no se le olvide dice (se ríen).


Todos conocen aquí a Meho Kodro. ''Antes de la guerra conocías a toda la gente que vivía en tu pueblo. En nuestra cultura uno nace en un lugar y ahí pasa su vida. ¿Cómo ibas a abandonar tus padres? No es como en otros sitios donde cuando cumples 18 años tienes que buscarte la vida. Después de la guerra ya no es así – mucha gente murió, otra parte abandonó el sitio. Hasta hoy entre los arbustos se puede encontrar unas casas abandonadas. Llegó nueva gente, ya no sabes quién es quién'', dice Armina acariciando a su hijo Faris, un peque de dos años.

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La casa donde está ubicado el bar es la casa de los padres de Mustafa, el marido de Armina. La casa fue construida hace unos 10 años. La anterior fue destruida durante la guerra. Si los padres de Mustafa tuvieron algunos recuerdos de Meho Kodro, todos perecieron en aquellos tiempos.


La historia de Gubavica, un pueblo pequeño entre las montañas verdes de Hercegovina es un prisma por el cual puedes ver como un conflicto afecto a todo el país. Sasha nos contó que el pueblo fue establecido en cierta distancia de la ciudad para servir como un lugar donde los leprosos podrían seguir con sus vidas sin afectar a las personas sanas. De ahí su nombre.


A pesar de lo ocurrido aquí la gente es muy amable y dispuesta a ayudar. Nos han ofrecido algo para beber, pedimos cervezas - la marca regional ''Mostarsko Pivo''. Querían ofrecer algo para comer, ''Estáis en Bosnia, aquí comemos aunque no tenemos hambre'', sonríe Armina. La verdad es que la cocina Bosnia es una cocina gourmet – casera, llena de carne y verdura. Los bureks, las sopas de verduras, incluso con sus pizzas podrían competir con los mejores pizzeros italianos! Para no hablar de sus riquísimos helados! Angelina Jolie hace unos años cuando dirigió la película sobre el conflicto Bosnio no pudo elegir el mejor título – ''In the Land of Blood and Honey'' – en la tierra de sangre y miel.


Se nos acerca un hombre mayor, vemos que en otra mesa los mayores del pueblo se preparan para jugar las cartas – ''Así es todos los días'', nos comentan. Para nuestra sorpresa el hombre empieza a hablar en español, ''Durante ocho años trabaje en la empresa Ford en España! Hasta luego''.


Vemos al padre de Mustafa discutiendo con él sobre un asunto – nos van a llevar a la casa donde nació Meho Kodro y donde hizo sus primeros pasos en este mundo. ''La casa está abandonada desde hace algunos 20 años, pero sigue en pie''. Armina, Mustafa, su padre, nosotros y el pequeño Faris nos montamos en un coche y entre los caminos del pueblo llegamos a lo que una vez fue el sitio que Meho abandonó con la edad de Faris. Al atardecer la imagen de la casa, los pájaros silbando, el olor intenso a rosas por un momento nos hacen retroceder en tiempo..


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''Os quiero presentar al mejor amigo de Meho. Él os contará historias muy interesantes'', dice Mustafa.


No podemos despedirnos de la gente de Gubavica, la madre de Mustafa nos trae un poco del zumo casero de cerezas antes de que vayamos de vuelta a Mostar.


Paramos de noche frente del hotel ''Oasis'' cuyo dueño es el amigo de Kodro.


A la mañana siguiente hablamos con Camil, su mujer Sunita y su amigo Halik. No lo esperaban – una pareja joven en busca de Meho Kodro por las tierras Bosnias? Camil cuenta que visitó a Meho en San Sebastián dos veces, ''Lo mejor de todo era la sidra'', cuenta.


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''Durante los años de conflicto sufrimos todos y aunque Meho estaba lejos de lo que pasaba en nuestro país, siempre lo llevaba en corazón y en sus hechos. Varias veces organizó la ayuda humanitaria desde el País Vasco a Bosnia. Nos proporcionaban las cosas de primera necesidad.''


Así era, durante varios partidos en Anoeta el helicóptero con un cartel enorme que gritaba ''Stop Guerra en Bosnia'' sobrevolaba el campo de fútbol. Camil participó en uno de esos partidos.


Halik, nuestro improvisado traductor, cuenta una de las historias de la casa – mientras duraba la guerra Camil y Sunita recibieron una carta de Kodro. La pasó a través de los soldados españoles que estacionaban en un cuartel en Mostar. La carta contaba unas cosas sobre la vida cotidiana, pero al final de ella se encontraba el mensaje más importante – Kodro tuvo un hijo, Kenan. Aquel año 1993 Sunita y Camil también tuvieron un hijo – hoy día ambos son muy buenos amigos. Kenan actualmente juega en el AC Osasuna, aunque esto muchos ya lo sabréis.

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Entre las fotos de Kodro y acompañados con un bol lleno de guindas, Camil sigue con las historias. ''Cuando Meho viene por aquí siempre nos visita. Solemos subir a las cimas de los montes que hay alrededor de Mostar. tiene una condición física increíble! Ademas a nosotros nos viene raro llamarle Meho, entre amigos y familiares le llamamos Mesha.''


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''El mejor regalo de Mesha lo conseguí yo, yo le presenté a su mujer. (se ríe)

Yo ya tenía mi mujer, durante el conflicto bosnio tuve la oportunidad de quedarme con Mesha en el País Vasco o emigrar al otro lugar, pero no pude dejar aquí a Sunita, ella es mi vida.''


Hoy Camil sigue con el negocio de su hotel y tienda de muebles, ''Hay mucho trabajo, queremos abrir un restaurante.'' Sin embargo Sunita y Halik quieren llevarnos a un sitio mágico, Blagaj.


-''

No podéis ir a la capital sin ver esto...''-Recorremos el camino bastante rápido y llegamos a la dervisha turka más antigua de la región.

Debajo de las rocas que la cubren y al lado del manantial del río Buna, la dervisha turka pudo sobrevivir los ataques del ejército serbio, ''Los serbios bombardeaban desde la cima del monte así que las bombas nunca llegaron a lo que había debajo de ella'', nos cuenta Sunita. ''Hasta hoy podemos disfrutar de un kafa y unos dulces en su sombra''.





********

Nuestro plan era encontrarnos con Kodro como entrenador del FK Sarajevo para saludarlo en pleno derby local, pero lamentablemente poco antes de nuestra llegada nuestro protagonista abandono el club.


Aún así, la visita a Sarajevo no fue en vano, como ya os contaremos más adelante.



 
 
 

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